Eres una información preciosa, viva en el tiempo. El yo informacional: una nueva forma de ver

Durante siglos, la gente ha dividido la realidad en dos mundos: el físico y el espiritual. Cuerpos y almas, materia y espíritu, ciencia y fe. Pero esta división ha dado lugar a una confusión interminable y, con demasiada frecuencia, a conflictos. Miles de millones de vidas han sido moldeadas, y a veces destruidas, por doctrinas que nadie puede probar.

Hay una forma más clara y precisa de ver la realidad. No como físico y espiritual, sino como físico e informativo.

Lo físico es el medio: los átomos, la energía y las leyes de la naturaleza. Lo informativo es la forma: diferencias, patrones, códigos y cómputos que dan lugar al pensamiento, la vida y la cultura.

Piensa en el ADN: cuatro letras químicas que almacenan las instrucciones para la vida. O tu cerebro: miles de millones de neuronas disparándose en patrones que crean recuerdos, elecciones y emociones. La información es lo que da sentido a estos procesos físicos. No es místico, pero es poderoso.

En el centro de esto se encuentra el yo, el «yo» que cada uno de nosotros siente tan profundamente. Este «yo» no es un alma oculta. Es tu yo informativo: el patrón de memoria, pensamiento y sensación que tu cuerpo computa continuamente. Se siente absoluto porque es la interfaz a través de la cual aparece todo lo demás.

Y tu «yo» también es antiguo. El ADN se ha mantenido intacto durante miles de millones de años. Eres a la vez único -la única perspectiva que has sido tú- y continuo, el eslabón más nuevo de la larga cadena informativa de la vida.

Esto hace que la vida y la conciencia sean maravillosas y preciosas. No por los espíritus, sino porque son las estructuras informativas más intrincadas que el universo ha producido hasta ahora.

Reformular la realidad como informacional/física no elimina el asombro, sino que lo profundiza. Muestra por qué existen el amor, el sentido y el asombro, sin necesidad de lo sobrenatural. Y señala un camino más allá de la división religiosa. Cristianos, musulmanes, hindúes, budistas, judíos… todos se han enfrentado por historias contradictorias sobre el espíritu. Pero cuando vemos la vida a través de la lente de la información y la física, esos conflictos se disuelven. Compartimos una realidad, una cadena de vida, una historia humana.

El yo informativo no es sólo una filosofía. Es una forma de vivir con claridad, asombro y unidad, arraigada en lo que es real.

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